Madrid, septiembre de 2001
Estimado Sr. Destino:
De mi mayor consideración me dirijo a Ud. con cierta incertidumbre por no saber lo que usted me tiene deparado para mañana, o menos aun para dentro de un rato, seguramente usted, si es que existe, ya previó que en este momento me encuentre aquí sentado escribiendo estas líneas, con la esperanza de que sus planes hacia mi persona sean benevolentes, si es así, le agradezco tan buena predisposición, si por el contrario me tiene deparados amargos desencantos entonces le solicitaría tenga a bien hacerle llegar al Sr. Pasado mi agradecimiento por tantas deferencias que ha tenido para conmigo.
Si es que usted existe, es entonces usted el que escribe, pero cada palabra suya ya no es de su propiedad sino que ya están escritas y pasaron a ser del Sr. Pasado. Espero que esta transferencia de bienes no le disguste, ya que entenderá que el presente ya es pasado y no dura mas que el tiempo en decirlo.
Ahora bien si mantenemos la postura que afirma que usted no existe, sino que yo me forjo mi propio futuro, entonces yo soy dueño de mis palabras presentes y pasadas y deudor de las futuras, será el Sr. Futuro entonces el que exija el pago de esta deuda sin saber la forma en que la contraeré, porque si bien el Sr. Futuro y usted son muy apegados, el Sr. Futuro solo espera que yo llegue a él de la forma en que me parezca mas conveniente, mientras usted me pone un camino ante mi que intentaré forjar para librarlo de su trabajo de lazarillo.
Esperando prontas noticias suyas, lo saludo a usted muy Atte.
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