2 de julio de 2019

El deseo de otro


Sus palabras, esas que hoy no se le escurrían de las manos hacia algún teclado, sino que brotaban claramente de su boca, eran redundantes con sus signos corporales. Sus gestos, su postura y principalmente la articulación de sus manos, relataba mucho más, que aquellos sonidos que nacían de su cavidad bucal. Quizás, algún tipo de deformación profesional hacía que sus palabras perdieran valor y cotizaran muy por debajo de las figuras que representaba.
¿Yo? Sentía cierta envidia por su capacidad de elocuencia física y solo me quedaba activar el “mute” para gambetear su discurso dejándolo que se estrellara contra la cortina fucsia del living y quedara allí, desparramado, sobre el colchón de los objetos inservibles. Opté por callar, no era tiempo, ni lugar, ni circunstancia para evidenciar lo obvio.
Contó un sueño, creo que era un sueño o una pesadilla (si es que no son lo mismo) acerca de una figura blanca que se le posaba encima e inmovilizaba, incluso le dió un nombre técnico a ese sentir y fue entonces que pensé que ese era el momento exacto para blandir mi afilada argumentación, en cambio opte por tomar un tramontina y cortar una rebanada de un bizcochuelo bicolor del día anterior. Al fin y al cabo ¿quién era yo para andar evidenciando su fuerte pretensión por ser el deseo de otro?.
En otro tiempo, supo ser el deseo de un otro trágico que le costó duelar. Pienso que la muerte del deseo es trágica, la muerte de otro es trágica, pero la muerte de ser el deseo de otro es devastadora.

10 de octubre de 2017

El que busca

Son Las 5.21. En mi mente, la obra que vengo ensayando se me devela y me desvelo. No quiero despertar a mi compañera de olla y de cama. Recuerdo textos de un maestro, director y amigo, aunque primero lo último, que quedaron descartados entre tantas búsquedas. Ahí en esa indagación, en ese proceso, germina el entramado. Porque es en esa marea emprendedora que combina el no saber y la angustia, la que motoriza, cual coupé Dodge, tanto la acción dramática para el que observa, como el contenido acerca de la trama. De tanto peinar los pigmentos de arriba resurge el fondo. Negro, pero ahora algo verdoso, como un mecoño. Aquella primera mierda, ahora teñida, hace que el relato se ensanche y cubra todo el campo imaginario. Pero hoy juega Argentina así que todo lo anterior puede esperar.

1 de julio de 2016

Extraño Juguete 2015


Trailer de una obra que no fue, pasen y vean algo de lo que nunca podrán disfrutar. Una Obra de Susana Torres Molina, con la Dirección de Fabián Molina Candela y las actuaciónes de Adriana Giampaolo, Mónica Albornoz y mi participan estelar.

28 de junio de 2016

de Daneses

Amanda nació y creció en Catriló, una pequeña colonia Danesa en La Pampa, con su hermana melliza se turnaban un día cada una para asistir a clases. No es que se parecieran y tomaran el lugar una de otra. Muy por el contrario su hermana era alta, rubia y de claros ojos.
Amanda ahora vive en villa crespo en el séptimo k de la torre en la que yo vivo.
Amanda es antropóloga y poliglota, además del castellano, habla inglés, francés, alemán, Chino mandarín y Danés.
Alquila un dos ambientes atiborrado de libros. Tiene un perro, que la arrastra por la calle cuando lo saca a pasear, es un gran danés negro.
Hasta hace algunos meses vivía con un muchacho corpulento, danés, negro, lo conoció en Mar del plata, cuando le compró unos anillos en la playa.
El muchacho se fue del departamento cuando ella quedó embarazada.
Desde que el corpulento muchacho ya no vive con ella, sus amigas no la visitan tan seguido. Ella vive sola, con su bebito, pequeño, argentino y blanco. 

La razón discreta

Hace mucho tiempo que con un amigo queremos laburar juntos en un proyecto de teatro. El tema es que el tiene una mirada muy distinta a la mía acerca de cómo hacer teatro. Entonces me dejo llevar por el pensamiento de que el cariño es más fuerte y lo cito para que nos encontremos a tomar algo sin esconder mis reales intenciones. Acepta, llega puntual como siempre y le ofrezco un té verde sin azúcar, ni edulcorante, ni stevia porque él dice que estos endulzantes rompen la estructura del té verde. Pongo música, Schubert, se que le gusta y lo relaja. Permítaseme en este punto hacer un pequeño despacho: “Ambos somos heterosexuales” y si hago esta aclaración es porque lo conozco a usted que lee y ya imagino lo que está pensando. Así pues, haciendo honor a los suizos a la hora de hacer negocios, le dedico 15 minutos  a hablar de cotidianeidades y acto seguido lo encaro directamente: “Bueno… vamos a laburar juntos, como te parece que arranquemos?” El me mira, y lanza una gran carcajada, apoya su taza de te y me dice, “Mira, yo quiero trabajar con vos pero tengo dos grandes postulados para arrancar, uno: tener un gran texto con una gran dramaturgia y si esto no es así mi segunda máxima es que el que me dirija sea más inteligente que yo” Listo, pensé, estoy al horno, no tan malo como que Donald Trump sea presidente, pero si echa por tierra cualquier idea de compartir un proyecto, claramente no soy dramaturgo y mucho menos mas inteligente que él. No voy a entrar en estas líneas a detallar su extenso curriculum, solo créanme, esto había acabado antes de empezar. La conversa siguió fraternalmente, nos reímos mucho y nos chicaneamos otro tanto. Nos despedimos calurosamente, con la promesa de seguir pensando algo. Al día siguiente, mientras le preparo a mi hija el desayuno le pregunto a ella “Queres Oreos con la leche o galletitas de agua?” y ella me responde: “Quiero dos panes blancos, poco tostados, uno con manteca y el otro con dulce de leche” Abrí la heladera refunfuñando y esta se iluminó, me vino la idea a la cabeza de que siempre hay mas de dos opciones, siempre hay una tercera, una cuarta. Así pues, termine de preparar el desayuno con una de esas sonrisas maquiavélicas que me caracterizan y me puse en contacto con una actriz, a la que se que este muchacho le quiere entrar como testigo de jehova al timbre, para que participara del proyecto. No soy Dramaturgo y tampoco muy inteligente, lo que si se es que las sotas matan reyes y que cosa tira mas que una yunta de bueyes. 

El vasco y la luna

Los objetos vagaban por el aire, como suspendidos, aunque ella supuso, vaya a saber uno porque, que iban cayendo lentamente. Caerían por todos lados y ningún lugar sería seguro, vaticinó y escapó. El Vasco Echeverría se quedó allí dormido, en su Peugeot blanco, cuyo capot reflejaba la luz que a su vez la luna redonda y brillante reflejaba,  con aquella luna develando su superficie desnuda y llena de cráteres el vasco soñó recordando a su madre en la morgue, yendo hacia atrás la soñó en la guardia del hospital Penna, un biombo no le dejaba verla y cuando espiaba por un vértice, algún enfermero alcahuete, de parque patricios, le negaba esa posibilidad, porque hay que ser canalla para negarle a un hijo la posibilidad de ver la muerte de su madre, su madre no moriría allí por suerte, lo haría en Boedo, donde debía ser. Despertó sobresaltado, los objetos suspendidos habían aterrizado, si aterrizado, estaba rodeado por aguiluchos, aguiluchos por todos lados, se levantó y ellos lo ignoraron aunque se formaron estratégicamente cubriendo una cuadricula de 8 filas por 8 columnas, rápidamente reconoció la defensa siciliana, aquella que su padre inexorablemente le aplicaba cuando jugaban al ajedrez en la plaza Almagro. Boedo no tenía plaza por aquella época. En cierta forma esa formación le alivió, salió del auto caminando de espalda a ellos en una larga diagonal hacía el vértice opuesto de aquel tablero y esta vez el vértice le dio escapatoria, pero renunció a ella, volvió la mirada a aquel tablero aguilezco pero las aves ya no estaban allí, esta vez, como suspendidas ascendían. Se sintió libre porque ella, la que había huido ante la amenaza, ya no estaba a su lado. 
Dedicado a Pablo Mónaco

Cebolla en Julia-no

Todavía no había oscurecido en el Curchel cuando el vasco Echeverria estacionó su Peugeot a una distancia prudencial de la despensa  de Doña Julia, y cuando me refiero a una distancia prudencial hablo de unos sesenta centímetros de la pared, distancia mínima necesaria para poder salir del auto y no estorbar el resto de la calle para la circulación de otros vehículos, si es que en ese paraje remoto existiera algún otro coche que circulase. Adviértase con estos datos, no solo la inexistencia de veredas sino también de civilización tal como la conocemos.
Toda ciudad, pueblo, parroquia o aldea tiene su “centro” digamos, así pues, el Curchel, que no llega a la categoría de aldea siquiera, tiene el suyo, la despensa de Doña Julia, si, el centro radica en un solo local. Y el vasco que creía que el centro de Las Toninas era chiquito.
Todas estas condiciones del paraje, sumado a la falta de señal de telefonía móvil, mucho menos de Internet y una distancia de mas de mil setecientos kilómetros, hacían de ese lugar el sitio perfecto para sus vacaciones, por lo que atento a la invitación de unos médicos amigos, él un proctólogo italiano y ella una veterinaria porteña, juntó sus petates y en unas treinta y tres horas estuvo allí, al fin de cuentas al Curchel le falta todo lo que a él le pesaba.
Puso el freno de mano al auto y se bajó a la despensa, al mirar por encima del techo de su 306 bordó notó la presencia de tres muchachos sentados en un tronco del otro lado de la calle, si es que le dicen calle o sendero o lo que sea, rasgos adustos, serios, dudó un instante en ponerle llave al auto, no por temor a que se lo robaran, sino por miedo a que los muchachos tomaran a mal que lo hiciera. Simplemente soltó la puerta.
 -Buenas, saludó como porteño, estirando las vocales.
Uno de ellos asintió con la cabeza, mientras los otros apuraban una cerveza.
         Caminó los dos metros que había hasta la puerta de la despensa, que se encontraba justo en la ochava, esperando que se encontrara abierto, ya que sino le había advertido la joven veterinaria, había que aplaudir o mejor aún tocar la bocina del auto para que te  atendieran. Digamos que ese era el santo y seña para el acceso al centro del lugar.
         La despensa estaba abierta, pero la puerta de madera de mas de tres metros de altura se encontraba ligeramente obstaculizada por otros dos muchachos, de igual porte que los anteriores, que reposaban en los tres escalones de la entrada. Una moto apoyada contra la pared, unos picos y unas palas evidenciaban que habían estado trabajando en la sequía o en cualquiera de las tantas plantaciones de lechuga que allí habían, porque si algo había en el Curchel era lechuga.
         -Buenas Noches, lanzó el vasco esta vez con un acento mas varonil e ingresó al establecimiento sin mirar.
         Enseguida identificó a doña Julia tras un largo mostrador en L, dos hombres acodados un poco mas allá de la señora se tornaron a mirarlo y el vasco, aprendiendo ya los beneficios de la economía de las palabras solo asintió con la cabeza a forma de saludo y se dirigió a la dueña del lugar.
         - Buenas Noches, ¿cebolla?. Preguntó solicitando
         - De que tipo, preguntó la señora con cierta desconfianza
         - Cebolla, repitió el vasco intentando explicar con las manos la forma.
         - No hay, respondió doña julia mientras secaba un vaso con un viejo repasador.
         - Y ¿no sabe donde puedo conseguir? Inquirió nuevamente
Doña Julia apoyo el vaso y el repasador y desafiante lanzó:
-         Acá nadie le va a vender cebolla
Los muchachos al final de la barra se dieron vuelta e incorporaron mirándolo desafiantes desde su corta altura.
         El vasco entendió rápidamente que algo había hecho mal, agradeció y encaró la puerta topándose a medio camino con una bolsa de harpillera donde habría al menos 30 kilos de cebolla. Y el vasco creyó entender todo, claramente en el Perchel a la cebolla de decían de otra manera, por lo que se volvió hacia el mostrador y con tono afable y amistoso, preguntó:
-         Disculpe Señora, ¿A esto como le llaman?
Doña Julia se miró con los muchachos de la barra
-         Cebolla, dijo cortante
El vasco intento pedir explicaciones con un gesto inentendible y Doña julia lo cortó rápidamente.
-         ¿Qué quiere usted?
-         Cebolla, cuatro o cinco, casi suplicando
-         ¿Bolsas?
-         No, sueltas, para una salsa. A esta altura ya el vasco estaba al borde del llanto, intentando explicar lo inexplicable de como no conseguir cebolla en un pueblo repleto de lechuga.
-         ¿Usted de donde es? Arremetió la dueña del lugar
-         De Buenos Aires, soy medico emergentólogo y estoy parando acá en la casa de unos amigos que trabajan en el hospital.
-         ¿Ah! Usted es amigo del doctorazo?
-         Si, contestó el vasco algo dubitativo
-         ¿Por qué no lo dijo antes?
De pronto el aire se descontracturó, los muchachos de la barra lanzaron una ínfima sonrisa de asentimiento y volvieron a ocuparse de su ginebra. Doña Julia destapó una caja de cartón que tenía sobre el mostrador y empezó a colocar unas cuantas cebollas en una bolsa.
-         ¿Cuanto es? Preguntó el vasco
-         Nada, si es para el doctorazo, dígale que se las elijo yo especialmente.
En otra ocasión el vasco hubiera insistido, pero ya había tenido bastantes malos entendidos, como para que la señora lo pudiese llegar a tomar a mal.

El vasco agarró las cebollas, agradeció y se fue por donde vino. Con la última pregunta de Doña julia que le replicaba en la cabeza, ¿Por qué no lo dijo antes? Porque en su vida nunca había tenido que presentar un curriculum para comprar cebolla.

2 de julio de 2010

El Lado Correcto

El Vasco Echeverría estaba empezando su última medialuna del desayuno cuando respondió el llamado del radio, eso lo solía hacer el chofer pero en ese preciso instante se encontraba enunciando una serie de epítetos descalificativos hacia una taxista por un encierro que se había producido quinientos metros antes, por lo que antes de empezar a agredirla tuvo que recordarle cual había sido la maniobra incorrecta. El vasco tardo varios segundos en decidir cual de sus manos despojaría para poder contestar el llamado, eligió entonces embutirse la factura en la boca a emprender una búsqueda de donde apoyar el vaso de café con leche caliente sin que las partes predecibles de su cuerpo corrieran el riesgo de alguna quemadura aunque sea de menor grado.
–¡Se! – Escupió –
– Echeverria? –pregunto la voz femenina del otro lado – Tengo un traslado para ustedes, Clínica San Martín, Sra. Sosa al Centro Cardiovascular Uribe
– ¿Prioridad? – quiso saber el vasco –
– Mira si te voy a dar a vos una urgencia, con lo lenteja que sos –acotó la voz– solo un traslado por control.
– ¿San Martín el Loquero? – Preguntó el Vasco haciendo total caso omiso a la acotación–
– San Martín el Instituto de Salud Mental, o ¿conoces alguna otra clínica San Martín que sea cliente nuestra? – Inquirió la voz –
– ¡Hacete coger por un burro, pero no un burro cualquiera, un burro que este en el guiness! – Le grito el chofer de la ambulancia a la taxista que ya se encontraba como a cincuenta metros – el vasco miro su pulgar que se encontraba pulsando el interruptor de la radio y no agrego nada –
– Vos siempre tan vulgar – sentenció la voz con un gran dejo de desprecio –
– Solicitud recibida y en proceso, Corto – finalizo el vasco y le balbuceó el destino al chofer mientras con su dedo índice escarbaba sus dientes despojándolos de los restos del desayuno –
EL Vasco era médico, especialista en emergentologia, había estudiado en la UBA e incluso logro acceder a la residencia en el Hosp. Fernández, pero la vida lo llevo a terminar trabajando para una empresa de traslados de urgencia, allí conoció a la operadora de la Radio, con la cual se encontraba casado.
12 minutos después bajo de la ambulancia justo frente a la puerta de la clínica, cruzo la acera que estaba limpia, despejada y soleada estrenando el ambo bordo que le había comprado su madre el día anterior, se acercó a la puerta, toco el timbre, se anuncio e ingreso.
Un pasillo estrecho de salpicret blanco de un metro y medio de ancho y cinco de largo servia de recepción y sala de espera y al fondo de este una reja a tono con el ambo del vasco cortaba el pasillo separando los cuerdos de los sin juicio.
El vasco se acercó al mostrador de entrada, se anunció, informo del traslado de la Sra. Sosa, completó formularios de rigor con firma y sello y tomo asiento en el único lugar disponible, el que estaba junto a la reja.
Apenas pasó un minuto cuando vio que del otro lado de la reja salía una extremadamente llamativa mujer, de largas piernas, rubia, de pelo ondulado y generoso busto por lo que el vasco no presto ninguna atención a su rostro. La mujer cruzo la reja con su llave y paso junto a su lado, vestida con una musculosa blanca de amplio escote, un cinturón ancho que ahora le dicen micro falda, color blanca también y sandalias de taco alto a tono. A la mujer todavía le faltaban 2 metros para llegar al mostrador de recepción cuando se le escucho:
– ¡Así no se puede trabajar! – le chilló a la secretaria– ¡Una viene acá a laburar! ¡A darles lo mejor de una! ¡Son unos libidinosos! ¡Se te paran al lado para rosarte! ¡Y te miran el escote! Yo soy una profesional – agregó – yo estudié como un año en “Enfermeras.com” para ser auxiliar de enfermería.
El vasco ya se había desilusionado de que ella no fuera la Señora Sosa y de repente dejo de prestarle atención, creo yo que no porque no le interesase semejante mujer ni tampoco porque sabia que el no tenia ninguna posibilidad de algo con ella, sino talvez porque ella se había ido.
Pasaron 5 minutos más desde la salida de la rubia cuando una chica joven de unos 17 años se asomo del otro lado de la reja, prolijamente vestida y con una mochila en su hombro, una señora sentada dos asientos mas allá de Echeverria se levanto y se acercó
– Ya era hora! Dale apurate que tengo el remis en la puerta! Dale! – Insistió la Mujer, como si el traspaso de la reja dependiera de la joven –
– Hola Mamá, no se si sabes pero hay una ley física que dice que la materia es impenetrable, así que por mas que tengas el remis en la puerta hay que esperar a la enfermera para que me habrá la reja – dijo la joven intentando explicar lo obvio –
– No empeces Daniela – advirtió la madre casi al borde del grito – No llevamos un minuto y ¡ya empezas! ¿vez que con vos no se puede? Y ahora encima sabes mucho de física pero todavía no terminaste segundo año. Me pones los pelos de punta! –sentenció la madre mientras sacaba un blister de clonazepan de su bolso y se tragaba una cual tic-tac–
La secretaria viendo esta situación y recordando que la enfermera de la micro falda ya no estaba salio tras su escritorio y le abrió la reja a la joven que agacho la cabeza y marcho junto a su madre.
El Vasco aprovecho la puerta abierta de la calle y salió a fumar mientras esperaba. Ya en la calle volvió a ver a aquella rubia enfermera a unos 20 mts. del lugar conversando animadamente con el chofer de la ambulancia, era evidente que él le había convidado una medialuna porque ella tenia su dedo índice en su boca. Echeverría encendió un cigarrillo, giro su vista y se encontró a escasos metros con una jauría de perros con su correspondiente paseador que mirando seriamente a un labrador dijo:
– Basta! Cuantas veces te dije que la cortes? Sentate y espera ahí como los demás? – le ordenó al perro – O acaso no entendes lo que estoy diciendo? – le pregunto y se quedo aguardando una respuesta–
La respuesta no llegó, al menos no hasta que el Vasco se terminó su cigarrillo y volvió a ingresar al establecimiento, se acomodó en la misma silla que ocupaba, miro la reja y se pregunto cual de los lados de la reja era del de los cuerdos.

15 de marzo de 2010

Del Monopoly


SRTA. W: Que te parece si llamó a las chicas y vos a los chicos y cenamos el miércoles?
SR H: El miércoles es 6?
SRTA. W: Si, 6 de febrero
SR H: El seis de febrero se celebra, en el mundo civilizado o por lo menos en San Luis, el día en que se puso a la venta el primer juego "Monopoly".
SRTA. W: y hacen fiesta por eso?
SR H: Si hacen fiesta? Hacen los americanos publicidad anti-comunista? Todos los del lugar, ya desde semanas anteriores o me atrevería a decir, desde el 7 de febrero del año anterior se ponen en campaña para recaudar fondos para la celebración.
SRTA. W: Y lo organizan los pobladores? que buen trabajo cooperativo. La unión de un pueblo.
SR H: No, no te digo que lo que hacen es recaudar? por lo cual no hay ni cooperativismo, ni union, ni beneficio. Cada uno de los vecinos tiene que agarrar a uno mas pequeño que él y sacarle dinero, eso si, no pueden golpearlo mas que con una pata de jamón.
SRTA. W: Y quien organiza todo eso?
SR H: Un viejo doctor llamado Don Alberto Rodríguez, este vejete, es un tahúr zalamero que se volvió adicto no solo a este pasatiempo lúdico sino también a coleccionar dedales liliputienses.
SRTA. W: (interesada y sofocada) Debe tener mucho poder entonces ese hombre? No sabes si le gustan las actrices?
SR H: si le gustan las actrices? Les gusta a los ingleses chuparle las medias a los americanos? aunque las prefiere viejas, eclécticas, rubias y un tanto desquiciadas.
SRTA. W: (mientras busca agua oxigenada) y como fue que consiguió tanto poder?
SR H: Bueno... No se si debería porque parece que la gente que ha contado la historia en lugares públicos a desaparecido y vuelto a aparecer días mas tarde deambulando desconcertada por la calle Rocamora silbando canciones de Roberto Carlos.
SRTA. W: Pero si esto es un Telo, no un lugar público!
SR H: Ah... Bueno... parecería ser que hace ya unos cuantos años, una noche de luna del mes de Julio se junto este cuco con unos paisanos terratenientes como el, o mejor dicho como sus abuelos maternos los Saá, en una finca a las afueras, a jugar Monopoly. En realidad era una versión argentina que había conseguido el Dr. en Ciudad del Este.
SRTA. W: Porque vendían una versión argentina del Monopoly en Paraguay?
SR H: Y como voy a saberlo? Supongo que porque todavía no habían llegado los preservativos musicales. Lo cierto es que algunas comadronas dicen que era una noche mas propicia para un licántropo que para la timba.
SRTA. W:  (Abrazándolo y acurrucándosele) Eso suena tenebroso... me da miedito
SR H: (Meloso) Hola Frutita...
SRTA. W: (Sacandoselo de encima) Bueno... bueno y como sigue?
SR H: Depende, tragas o escupis?
SRTA. W: Estoy hablando de esa noche de "Monopoly"
SR H:  Luego de 7 horas, 6 damajuanas de vino patero, 5 pollos al spetto, 4 profiteroles, 3 prostitutas, 2 de ellas menores y un enano, el juego se...
SRTA. W: Si, ya se como es ese juego, se empantano
SR H: en realidad lo que se empantano fue todo el lugar, debido a una terrible tormenta que se desató tal vez como premonición de lo que estaba por ocurrir.
SRTA. W: Digamos que se atasco, entonces
SR H: No, lo que se atasco fue la rueda delantera derecha del coche de Juan Lastra con el enano.
SRTA. W: Atrancó?.
SR H: Bueno... aunque cabería la comparación con el inodoro del baño principal de la estancia luego de los profiteroles.
SRTA. W: Empozar?
SR H: eso fue lo que hicieron con una de las prostitutas que se les murió cuando su cabeza dio con el perchero de loza del baño.
SRTA. W: Embotello, atoro, trabo no van seguro
SR H: Y no... especialmente el último
SRTA. W: (inquisidora) Entonces?
SR H: Obstaculizo?
SRTA. W: ...
SR H: Si obstaculizo, resulta ser que a Don Alberto le faltaba solo una tarjetita de San Luis, que la tenía Juan Lastra (el del enano), que a su vez le faltaba una tarjeta en poder de Don Alberto correspondiente a la provincia de chaco.
SRTA. W: La intercambiaron y siguió el juego
SR H: Vos nunca jugaste Monopoly? Como vas a cambiar una tarjeta de San Luis por una de Chaco así como así, no, Lastra pidió por San Luis Los títulos originales de propiedades de Don Alberto en Chacho, mas un pase libre para salir de la cárcel, aún no se sabe si original o el del juego, mas un limonero de la finca y dos horitas con la empozada.
SRTA. W: Y Don Alberto, que hizo?
SR H: Ni lento ni perezoso le dijo que le concedía lo solicitado a cambio de los títulos originales de sus tierras en San Luis, que le condonara el pago de la renta durante tres vueltas si caía en chaco con mas de dos estancias y la banca de senador de Lastra por la provincia de San Luis, decretando como primer medida su ostracismo.
SRTA. W: Y Acepto, Lastra?
SR H: Por supuesto, aunque los demás jugadores decidieron dejar la porfía.
SRTA. W: y de ahí la fiesta en conmemoración del juego que le dio el poder sobre la provincia.
SR H: La Provincia y el Cine
SRTA. W: Lo que no entiendo es porque no podes venir a cenar el miercoles?
SR H: Y quien dijo que no podía? decime hora y lugar... eso si yo llevo las cartas por si pinta un culo sucio.

13 de marzo de 2010

Sangre Sudor y Lágrimas


A base de sangre sudor y lágrimas se llevo adelante esta empresa. Ya desde niña supe que sería comisionada a estos asuntos y fui educada a tal fin. Aunque pensaba, al igual que la gran mayoría de nuestros clientes, que este era un trabajo pura y exclusivamente del género masculino. Con el tiempo fui aprendiendo los artes y oficios de este trabajo y comprendí el porque  de la designación de mujeres en estos menesteres.

La mayoría de nuestros clientes son hombres, ellos entran por esa puerta con tal desesperación, tal grado de angustia, consternación y una aflicción que solo puede ser sobreseida por la sorpresa de encontrarse aquí con una mujer. Las clientas, si bien acuden aquí embargadas de los mismos sentimientos que ellos, cruzan esa puerta con una petulancia... un talante... y aunque no se encuentran en posición de exigir nada, lo hacen con una desfachatez... los mejores negocios los he hecho con ellas.

Tenemos clientes de toda clase, con distintas necesidades claro esta. Desde grandes personalidades a desdichadas almas pérdidas entre burdeles y garitos. Pero casi todos conseguirán, en mayor o menor medida, lo que vienen a buscar.

Aunque nos quieran tildar de oportunistas preferimos que nos vean como inversionistas. Sin ir mas lejos tomemos el caso de Javier Echevarría, 27 años, poeta, no logró convencer a  ningún editor para publicar uno solo de sus escritos... Y morirá como uno de los “Rebeldes Reformadores de la literatura moderna”. ¿Cuánto valdrá su alma al momento de su muerte? Mucho, eso es invertir.  Es claro que todos los casos son distintos  no podemos comparar el caso de Javier con Heracles que llegó aquí antes de su lucha con los diez centauros y hasta el mismo judas se sentó en esta silla para limpiar su nombre luego de traicionar a Jesús, lo que no sabía es que desde antes de cruzar esa puerta su alma ya era nuestra.

La Locura de la Tramontana


Los árboles doblados por el viento dan la sombra de un sol que brilla en un cielo azul y marcan el camino al mar. No queda ni una nube en el cielo, sinónimo de que la tramontana puede aparecer de repente y hay que estar alerta. Cual contracciones de un inminente parto, las ráfagas de viento seco e intenso se hacen cada vez mas frecuentes.  El color oscuro del mar y el blanco de las espumas contrastan, pero no asustan mas que el agudo e intenso chiflido que se incrementa hasta ensordecer cruelmente las aldeas de pescadores del Mediterráneo, es entonces cuando la última ráfaga de viento se ha instalado y una manta de arena volando cubre la playa. En esa precisa circunstancia la tramontana ha llegado.

También a los Vientos siempre se los denominan por la dirección de donde proceden y nunca hacia donde van. La tramontana "de más allá de las montañas" es un viento frío y turbulento que en España sopla sobre las costas de Baleares y Cataluña. Puede durar varios días y a finales de invierno y en primavera alcanzar rachas de hasta 150 kilómetros por hora.

Desde siempre, su pujanza no solo ha moldeado el paisaje sino afectado la vida de sus habitantes, pues la creencia popular ha dictaminado que el viento tenaz, despiadado y perseverante de la tramontana lleva consigo los gérmenes de la locura. Sus gélidos, rotundos y perturbadores empujes, tienen algo de sobrenatural y son mas que un fenómeno meteorológico, un fantasma que amenaza a la población, que se entristece y baja su animo. Los Lugareños se deprimen y entran en estado de excitación nerviosa. El delirio alucinante de la tramontana no tiene explicación racional alguna, pero presagia un aumento del número de suicidios y crímenes violentos.

Una investigación viene a dar explicación de que los neurotransmisores cerebrales se alteran ante cambios climáticos como los provocados por este viento. Este estudio pone de relieve que los efectos psicológicos de la tramontana, que pueden ser negativos o positivos ya que se asegura que también estimula el genio artístico y las ganas de trabajar.

Súbitamente el mar calma sus aguas y el aire queda mudo, la arena de la playa queda prolijamente acomodada. La tramontana, que ha cesado su energía, lleva tranquilidad  y una calma sesgada por cierta angustia por conocer los estragos que ha producido.

 Lo cierto es que para los nativos, la vida es eso que transcurre entre tramontana y tramontana.


Señor Destino


Madrid, septiembre de 2001

Estimado Sr. Destino:
De mi mayor consideración me dirijo a Ud. con cierta incertidumbre por no saber lo que usted me tiene deparado para mañana, o menos aun para dentro de un rato, seguramente usted, si es que existe, ya previó que en este momento me encuentre aquí sentado escribiendo estas líneas, con la esperanza de que sus planes hacia mi persona sean benevolentes, si es así, le agradezco tan buena predisposición, si por el contrario me tiene deparados amargos desencantos entonces le solicitaría tenga a bien hacerle llegar al Sr. Pasado mi agradecimiento por tantas deferencias que ha tenido para conmigo.


Si es que usted existe, es entonces usted el que escribe, pero cada palabra suya ya no es de su propiedad sino que ya están escritas y pasaron a ser del Sr. Pasado. Espero que esta transferencia de bienes no le disguste, ya que entenderá que el presente ya es pasado y no dura mas que el tiempo en decirlo.

Ahora bien si mantenemos la postura que afirma que usted no existe, sino que yo me forjo mi propio futuro, entonces yo soy dueño de mis palabras presentes y pasadas y deudor de las futuras, será el Sr. Futuro entonces el que exija el pago de esta deuda sin saber la forma en que la contraeré, porque si bien el Sr. Futuro y usted son muy apegados, el Sr. Futuro solo espera que yo llegue a él de la forma en que me parezca mas conveniente, mientras usted me pone un camino ante mi que intentaré forjar para librarlo de su trabajo de lazarillo.

Esperando prontas noticias suyas, lo saludo a usted muy Atte.